Gabriela Mistral

Poeta, activista, diplomática, pedagoga y sobre todo maestra, fue la primera mujer latinoamericana en recibir el Premio Nobel de Literatura.

Cuentan que cuando recibió la noticia, no sabía qué vestido debía ponerse, y lo peor de todo, no tenía dinero para comprar uno. Fue el embajador de Chile quien se encargó de que se lo confeccionasen.

Su verdadero nombre era Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga. Su pseudónimo tiene origen en la admiración que profesaba por dos poetas, el italiano Gabriele D’Annunzio y el francés Frédéric Mistral.

 “El futuro de los niños es siempre hoy. Mañana será tarde”.

Gabriela estaba obsesionada con la infancia y su educación. Sentía que la maestría era lo más importante de su vida.

 “Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto y la palabra”.

Enseñar con todo, en todo momento y en todo lugar. Esto supone tiempo, disposición, dedicación y responsabilidad, no solo de los maestros sino de cada uno de nosotros.

¿Están las instituciones en esta labor?

¿Nos estamos ocupando de nuestros jóvenes?

¿Están los jóvenes ocupándose de su futuro?

Si hiciésemos estas preguntas a cualquier político de nuestro país nos responderían que el joven es perfecto y que las instituciones están haciendo esto y aquello, alabando la sacrificada labor de los padres y la admirable dedicación de los docentes.

Si esta cuestión la planteamos en la docencia, la mayoría está en plena dedicación y excelente actitud pero les faltan medios.

Si nos preguntan a los padres, nos quejaremos de que no tenemos tiempo, de la falta de subvenciones y del alto precio de las matrículas y los libros.

Y si hablamos con los jóvenes, se quejarán de la falta de oportunidades, de la escasez de becas y de las pocas salidas profesionales.

Señores, algo se nos está escapando a todos.

 “Todo esfuerzo que no es sostenible, se pierde”.

Todo esfuerzo que no es planificado, compartido y comprometido, no es esfuerzo útil o al menos, inteligente.

Gabriela Mistral hablaba de la “Escuela Nueva” o la “Escuela Activa” y sombreaba tres piezas imprescindibles: la maestra, los padres y el alumno. Tal vez habría que añadir a las instituciones y por ende, a sus políticas educativas.

Entonces, ¿cuál es el problema del fracaso actual en la educación de nuestros jóvenes?

Seguramente habría que poner en duda el nivel de responsabilidad de todas y cada una de las partes. Y digo todas.

Gabriela Mistral comenzó de maestra de escuela a los 14 años en un pequeño pueblo de Chile. Allí no estaban muy contentos con que les hubieran mandado una mujer tan joven y este hecho, hizo que no sumase muchas amistades en aquella época. Ella habló después de este período y lo llamó “el oficio lateral”. Esto es, la formación autodidacta; leía centenares de libros prestados, no tenía los medios técnicos de ahora ni grandes bibliotecas, ni subvenciones, ni becas de formación.

No digo que la solución sea que uno estudie por su cuenta, que se busque la vida. Digo que no hay excusas para ninguna de las partes en este juego tan importante.

Las instituciones tienen los medios, el personal y la obligación.

Los padres tenemos la responsabilidad y mucha obligación.

La maestría tiene el tiempo, la responsabilidad, los conocimientos, el oficio y la obligación.

Los jóvenes, tienen todo el tiempo, todas las posibilidades, toda la responsabilidad y toda la obligación.

Parece ser que lo que nos une a todos es la obligación. Y aquí está el problema.

Gabriela Mistral conocía su obligación para con los demás y para con ella misma. Ese era su “oficio lateral” y no buscaba excusas.

La omisión y dejación del deber es uno de los mayores problemas de nuestra sociedad porque tenemos la obligación de hacer.

Dejamos todo en manos de las otras partes, excusándonos así de nuestros fracasos. Y cada una de las partes tiene “su obligación”. Una “obligación de hacer” de inexcusable cumplimiento.

 “No hay nada más triste que un alumno compruebe que su clase equivale a su texto”.

¿Qué nos está diciendo la premio nobel? Que no vale solo con los contenidos. Que eso ya está en los libros. Que el profesor “debe más” a su tarea. Que hay ejemplos que debatir, experiencias que contar, prácticas que realizar, explicaciones que dar y mucha dedicación que ofrecer más allá del simple texto y que todo eso junto es la educación.

Que no vale con que los padres paguemos la matrícula del colegio de nuestros hijos, vayamos una vez a hablar con el tutor y revisemos las notas. Que hay que leer con ellos, hablar con ellos, dedicarles tiempo y esfuerzo y acompañarlos en su educación.

Que no vale con que las instituciones construyan colegios, aprueben unas becas, y paguen a los educadores. Tienen que preguntar a los alumnos, tienen que buscar el consenso en las políticas de educación, tienen que dar y exigir a los padres, a los profesores y los educados. Y todo eso, previo cumplimiento de todo lo que conlleva un buen proyecto educativo.

Y por último, nuestros hijos.  

No es suficiente con que asistan al centro, no es suficiente con aprobar y luego quejarse de la falta de oportunidades. ¡Vuestra educación no es de nadie en más porcentaje que de cada uno de vosotros!

Gabriela mistral fue premio nobel y profesora de Pablo Neruda.

Nosotros  sólo tenemos que ser responsables.

Un fuerte abrazo para todos y cada uno de ustedes. Les deseo lo mejor.